El peso de un bebé al nacer parece afectar su preferencia por la sal, según plantea un estudio realizado por investigadores del Centro de los Sentidos Químicos Monell en Filadelfia. Su estudio sobre 80 bebés sanos de 2 meses halló que aquéllos con un menor peso al nacer parecían tener una mayor preferencia por el sabor de la sal que los que nacieron con un mayor peso.
Pues nada, según esto, estamos condenados a tener salero o no según nuestra madre coma más o menos cuando estamos en su útero.
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