18 enero 2007

REFLEXIÓN DE LAS 8.

Hoy me apetece hacer una reflexión. Esta mañana, cuando apenas tenía fuerzas para levantarme de la cama, con lo bien que se está, después de pegarme una ducha para nada apetecible, para que os voy a engañar, porque con el frío que hace, apetecer lo que es apetecer, pues como que no.
Tras este ritual mañanero, tocaba el desayuno, y con el desayuno, un poco de repaso televisivo a las noticias y en este momento de zapping e indecisión, Shin-chan (クレヨンしんちゃん) se ha colado en mi pantalla. Y por primera en mucho tiempo, he tenido la necesidad de analizar estos dibujos aparentemente infantiles, pero estoy convencida de que no es así. Porque para empezar :
Pto 1- Shin-Chan es un niño, de supuestamente cinco años, al que no le gusta el pimiento. Claramente, en los tiempos que corren, este rechazo a este producto en esta época toca la sensibilidad de esos agricultores almeriense que ven reducidas sus exportaciones por causa del uso de pesticidas no autorizado..
-Pto 2: le encanta ir por ahí mostrando sus cuartos traseros. Yo veo ahí un posible exhibicionista potencial cuando alcance la madurez. Y oigan, tengo que decir que para las chicas que cogen el metro Línea 4 -Trinitat Nova, (Barcelona), ya cuentan con exhibicionistas más que suficientes, no es necesario formar a más.
-Pto 3: le encanta sacar de sus casillas a su madre metiéndose con su aspecto. Este tema es muy cruel, porque vamos a ver, tienes un hijo que constantemente te recuerda tus imperfecciones y que encima le enseña a los invitados esas cosillas que todos hacemos, sí, lo de encerrar todos los trastos y ropas que tenemos por ahí tirados cuando nos llega visita para aparentar ser ordenados y pulcros, cuando en realidad somos los reyes del desorden y la vaguedad. ¡cuanto engaño!. Además, exponer estos temas a estas horas en las que esas señoras madres y las que no somos ni señoras ni madres, ojeamos lo que ponen en la caja tonta, mientras tomas el café, aviva la proliferación de programas:" magia por aquí, magia por allá" , voulá, cambio de imagen (o mejor dicho, operación al canto) que es lo que le faltaba a la telebasura que tenemos .
-Pto 4: Y ese pobre perro, al que llaman Nevado (por cierto, cuanta falta de imaginación), al que supuestamente tiene que cuidar este diablo de niño, y al que siempre se le olvida darle de comer. Esto es un mal ejemplo, si, si, porque claro luego nos quejamos que llega el verano y ....."él no lo haría", pero vamos y ponemos en los dibujos a un niño que no le da de comer al perro...si es que así no se puede concierciar a los babies,, ¡hombre!, ni que fuese un Poo-Chi?!.
Pto 5: Y que me decís de Bo-Chan, ese niño que parece tonto, porque apenas hace nada, con ese enorme moco colgándole de la nariz (supuesta nariz diria yo, porque le han dibujado el moco tan frande que no se le ve). Nos está diciendo que su familia es tan pobre que no tiene ni para pañuelos, o es que es tan tontico que no cae en la cuenta de sonarse la nariz, pero ¿con cinco años ?, uno ya sabe coger un pañuelo, no?. O más bien nos quiere dejar ver que su madre no presta suficiente atención a ese hijo con una nariz pegada a un moco??..eh?? no, sé, no sé...

-Pto 6: Sin duda es Misae Nohara la peor parada en esta serie. Esa mujer, ama de casa, que le encanta dormir la siesta y a la que su hijo avergüenza constantemente. ¿Acaso la mujer tiene que dedicarse solo a lavar la ropa interior para que se la coja su hijo y la lleve puesta en la cabeza?, no podrían haberle dado un trabajillo que no fuese cocinar arroz y encima, para algo que hace, le reprochan que lo hace mal...¡cuanta discriminación social y laboral hacia las féminas!!..

En fin, después de esta empanada mental que he puesto, tengo que decir que estoy convencida que Yosito usui que es el dibujante, ha creado esta serie para reducir el índice de natalidad de Japón y por extensión en todos los países que lo ven, porque desde el corazón os lo digo, solo con la remota posibilidad de tener un bicho de niño como éste, mi inexistente instinto maternal se reafirma completamente. En lugar de campañas publicitarias de preservativos, deberían regalar junto con la caja de condones un capítulo de Shinnosuke Nohara y os aseguro que las ganas de hijos se reducían notablemente, vaya que si se reducía. jej.

2 comentarios:

Marshall dijo...

Creo que tendré que ponerle más esta serie a Helena, porque eso del "inexistente instinto maternal" como que no lo domina. Mira que le gustan los dibujos japoneses, pero estos creo que no figuran entre sus favoritos. Gracias por el análisis... ahora intuyo el porqué. Eso sí, desde mi corazoncito de verdulero déjame decirte que "a los agricultores almerienses que les peten el ojal cosa mala". Ea. ¡¡Potenciemos esa campaña antipimientos!! Aunque he de reconocer que me gustan bastante... qué contradicción. Perra vida.

Unknown dijo...

je je je, mola ese instinto antimaternal. Pedazo de reflexión.

Culito culito!!!