06 febrero 2007

Mito de Diana (Artemisa)

Las pinturas de la escuela de Fontainebleau (pintura s.XVI, Francia), siempre mostró una predilección por el mito de Diana siendo un tema muy recurrente por estos pintores.

La diosa Diana ( llamada por los romanos, Artemisa) era la protectora de la caza, su actividad habitual. En este cometido recorría bosques y montes acompañada de su séquito de ninfas. Cuando estaban cansadas y sudorosas tras el ejercicio solían descansar en las orillas de remansos de los ríos o fuentes rumorosas y aprovechaban para tomar un baño. Las diosas eran muy celosas de su intimidad y no podían ser vistas en su desnudez por ningún mortal so pena de arrastrar el castigo correspondiente.
Esto le ocurrió a Acteón, un joven de la familia real de Tebas, educado por el centauro Quirón, que practicando un día en el monte Citerón su actividad favorita, la caza, encaminó involuntariamente sus pasos hasta el lugar donde la diosa y sus ninfas tomaban un baño. El joven no se retiró sino que se quedó contemplando la escena con sus mortales ojos, extasiado ante la visión de la belleza de la diosa.
Diana, irritada al sentirse observada, decide castigarlo duramente: lo convirtie en un ciervo e incita contra él a los perros que integraban su jauría. Acteón conservando su consciencia humana e intentó en vano hablar con los perros , pero estos no lo entendían, y se abalanzaron sobre él, desoyendo los sonidos lastimeros que el ciervo emitía en su deseo de que lo reconocieran. Tras atacarle, los perros empezaron a buscar a su amo por todo el bosque hasta llegar a la cueva donde habitaba el centauro Quirón quien, para consolarlos, modeló una estatua a imagen de Acteón y se la mostró.

Francois Boucher (1742). El Louvre.

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